jueves, 18 de abril de 2013

Números Primos

Hoy experimente aquella extraña sensación que tan a menudo siento pero que tan pocas veces percibo, en términos prácticos la llamaría " No quiero que algo se acabe". Me paso hoy todo el dia mientras  el libro que comencé a leer hace dos dias y que devore literalmente, se estaba acabando. No queria, no queria de ninguna forma pero sus lineas me atrapaban cada vez mas y me sumergían en una pagina y luego otra y otra y de pronto estaba ahi en ese momento decisivo que me arrancaba el corazón y me producía tanta curiosidad saber cual era el destino de esos personajes que se transformaron en mi admiración por unos dias. Estaba en las 5 paginas finales me detuve y pense, no quiero que acabe prefiero detenerme aqui y guardar este final para tener una canción propicia, un paisaje apto, un cafe al punto una atmosfera perfect. Había decidido hacerlo así a mi modo, segui trabajando y en mi mente se forjaban millones de expectativas todas diversas y a la vez posibles por los acontecimientos anteriormente leidos, pensaba y seguia pensando y de pronto no pude más y lei, lei todo lo que me faltaba y sacie mi sed e inquietud y cuando llegue a la ultima pagina inmersa en un ambiente que había preparado yo misma despegue la vista del libro y me pregunte ¿ Por que tenia que acabarse ?.

Es verdad ya no había mas curiosidad ni ansiedad pero estaba el vacío de saber el final y no poder hacer absolutamente nada, y entendi que tantas veces había experimentado esa sensación de saltar al vacío, de arriesgarme por algo aunque ese algo no estuviera seguro. Y claro que el final tan apetecido de mi libro no me pareció, siempre es así Mattia debió pensar en Alice  quedarse a su lado y terminar el libro, pues no Mattia se sintió invadido por el sentimiento de no pertenencia y se marcho. Nada que hacer ahi me quede pensando en que haría yo si fuera Alice en donde encontraria mi libertad a que me aferraria y cual seria ahora el motivo de mi sonrisas o de mis historias incompletas. El peso de las consecuencias decía ella y claro que pesan, lo más extraño es que pesan en el pasado en el presente y en el futuro que alcanzamos a imaginar y ese mismo peso es el que senti al no retener mi impulso de leer el final pues podría haber dejado ese libro ahi en pausa por el resto de mis dias hasta que me sintiera capaz de aceptar cualquier final.

La soledad de los número primos me hizo tantas preguntas y ahora luego de un par de horas de alejarme de mi coma literario puedo decir con toda tranquilidad que me dejo en Paz no por su final si no por sus 283 paginas y eso es lo que vale.

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